Por Rupert Colbourne, director tecnológico de Orbus Software
En el saturado mercado tecnológico actual, las organizaciones se ven cada vez más obligadas por la dirección a innovar continuamente para mantenerse competitivas y disruptivas. Si bien es necesaria, esta directiva puede conducir (y lamentablemente suele hacerlo) a un pensamiento a corto plazo y a una falta de previsión estratégica que afecta a la implementación de tecnologías y da lugar a la adopción de atajos.
Esto genera la acumulación de “deuda tecnológica”: defectos y problemas tecnológicos a largo plazo derivados de que los equipos de TI priorizan la velocidad sobre la calidad durante la implementación de la tecnología. La deuda tecnológica se asocia más comúnmente con el desarrollo de software, pero también es cierta en el contexto de la nube. La migración a la nube no es nada nuevo, por supuesto, pero la prisa por escapar de las deficiencias de los sistemas heredados y racionalizar la TI con aplicaciones SaaS modernas ha hecho que muchas organizaciones generen cantidades significativas de deuda tecnológica.
Si bien trabajar a un ritmo adecuado puede ayudar a mantener los plazos de los proyectos encaminados, mantener bajo control la deuda tecnológica resultante se vuelve cada vez más costoso, tanto financieramente como en términos de eficiencia operativa básica, a medida que pasa el tiempo. Dado que se proyecta que los costos de TI aumentarán otro nueve por ciento en 2025 y que las operaciones de TI diarias se vuelven más complejas de administrar, las organizaciones deben ser más proactivas al abordar la deuda tecnológica para asegurarse de que no vuelva a aparecer más adelante.
El desafío persistente de la migración a la nube
La migración a la nube es uno de los ejercicios de transformación de TI a gran escala más conocidos y ha estado en las agendas de los tomadores de decisiones de TI durante más de una década. A pesar de esto, una investigación de Flexera descubrió que el 66 por ciento de los profesionales de TI siguen considerando estas migraciones como un desafío profesional clave.
Curiosamente, Flexera también descubrió que tres cuartas partes de los encuestados admitieron que la deuda tecnológica es un obstáculo clave para la modernización empresarial, y más de un tercio atribuyó el problema a las migraciones a la nube "apresuradas" durante la pandemia. La deuda tecnológica se acumula constantemente y está siempre presente en los balances de TI. Puede que en el momento de tomarlos pareciera que valía la pena el sacrificio "en términos netos", pero poco a poco se fueron acumulando y dando lugar a problemas más grandes y complejos.
Las migraciones a la nube son una cosa, pero el mantenimiento a largo plazo de los entornos de nube es otra, y es un proceso que nunca termina del todo. Esto incluye la gestión diaria de actualizaciones periódicas, parches y escalado de recursos informáticos, pero también la ambiciosa transformación a largo plazo para integrar datos nativos de la nube con tecnologías que se puedan escalar en toda la organización. La deuda tecnológica puede desviar recursos y atención de todo este mantenimiento esencial, por lo que es fundamental contar con una estrategia para gestionarla y abordarla de forma proactiva.
Repensando los enfoques de la deuda tecnológica
El pensamiento ortodoxo actual sobre la gestión y el tratamiento de la deuda tecnológica a menudo no es suficiente. Normalmente, la enmarca en términos de implicaciones financieras, como el coste de dejar el problema sin resolver. Esto da lugar a un enfoque en gran medida reactivo que ve la deuda tecnológica como algo que se rompe. La acumulación progresiva de deuda tecnológica significa que afecta negativamente a la tecnología que es fundamental para las operaciones, lo que aumenta el tiempo de inactividad y los costes generales. Por tanto, abordarla de forma proactiva y antes de que cause problemas debería ser una prioridad estratégica a largo plazo.
Si bien los beneficios de la nube son claros, las organizaciones no pueden descartar los riesgos que surgen de un entorno de nube mal configurado, como interrupciones del servicio o disminución de la eficiencia operativa, que pueden ser un resultado directo de la deuda tecnológica.
Abordar estos problemas cuando aparecen es dejarlo para demasiado tarde. El resultado es un desequilibrio de recursos, límites a la flexibilidad y un aumento vertiginoso del coste del mantenimiento operativo. Es el tipo de gastos generales que las organizaciones no pueden permitirse en vista de que las nuevas tecnologías aumentan los costes generales de la nube.
Con cada nueva tecnología integrada y escalada internamente, el sufrimiento de la deuda tecnológica acumulada no hará más que crecer. Esto amenaza con una desaceleración de las iniciativas de transformación y, en el peor de los casos, un colapso total de la eficiencia operativa. Para cambiar de rumbo, las organizaciones deben adoptar un enfoque holístico de la transformación digital que utilice la arquitectura empresarial (EA) para mapear todo, desde las aplicaciones hasta la infraestructura. Este método guía el desarrollo de entornos de nube y garantiza que la transformación se alinee con la estrategia y las prioridades del negocio.
El aprovechamiento de la EA para la transformación tecnológica puede y debe extenderse a las estrategias para saldar la deuda tecnológica. Es posible adoptar un enfoque sistémico y más proactivo, que es muy superior al tratamiento reactivo.
La visibilidad del parque de TI en su conjunto que otorga la EA, incluso en el contexto de procesos y objetivos empresariales más amplios, proporciona a los equipos de TI un "plano digital" de su organización. Esto se puede utilizar para identificar cómo está funcionando el parque de TI en el contexto de los objetivos y para formular estrategias para abordar la deuda tecnológica con mayor facilidad. La EA permite naturalmente un enfoque más proactivo para gestionar la deuda tecnológica a través de la planificación de la transformación que se ve reforzada por las capacidades de simulación y la capacidad de colocar los activos de TI en el contexto de métricas empresariales más amplias, como las habilidades y los recursos internos. Una visión holística ayuda a guiar la migración inicial a la nube, pero, lo que es más importante, también respalda el mantenimiento y la planificación a largo plazo de un entorno de nube.
En conclusión, las organizaciones se enfrentan a una elección difícil en 2025: dejar que la deuda tecnológica se descontrole en detrimento de la arquitectura de la nube a largo plazo o mantenerla bajo control para impulsar una transformación eficaz. Esta última opción es la única forma sostenible de avanzar, especialmente cuando se apoya en una visión unificada e integral de los procesos de TI y de negocios.